El pasado 13 de mayo, el equipo de Prevención de Derechos a la vivienda en Asturias se reunió para realizar una retrospectiva de las salidas autónomas que han tenido lugar en los últimos meses que muestran cómo las personas que participan en nuestros proyectos han superado con éxito sus procesos y logran acceder a una vida independiente y estable.
Durante esta sesión, el equipo se dedicó a plasmar reflexiones y conclusiones sobre el programa y surgieron buenas prácticas, áreas de mejora y diferentes perspectivas sobre la autonomía. “Cada avance en este proyecto de innovación implica enfrentar nuevas incertidumbres, pero esto es parte de la emoción de construir algo nuevo con creatividad y entusiasmo, se trata de un camino en el que es necesario deconstruir para construir”, explica Pablo García, técnico de Apoyo Socioeducativo del programa en Gijón.
Una de las conclusiones destacadas del equipo fue la diversidad de opciones de autonomía que surgieron, tantas como personas y realidades. El protagonismo de los clientes se convierte en la base de su labor, adoptando un enfoque donde las personas son las verdaderas dueñas de sus vidas. Cuando las personas participantes tienen la posibilidad de tomar las riendas de su propia autonomía, se abren nuevos caminos para abordar de manera integral y sostenible la situación de sinhogarismo. En las salidas autónomas, tanto del proyecto como de las viviendas de transición, uno de los aspectos más importantes ha sido explorar el capital social como un espacio para encontrar una mayor diversidad de soluciones y reactivar algunas redes sociales que actúan como factores de resiliencia.
Desinstitucionalización basada en la autonomía y el protagonismo de las personas
Entre las reflexiones surgidas se planteó que las respuestas “institucionalizadoras”, además de menoscabar el papel de los clientes, presentan limitaciones a la hora de abordar el problema del sinhogarismo a medio y largo plazo en los procesos de las personas. Por otro lado, empoderar a las personas y brindarles un protagonismo real genera respuestas y recursos sostenibles, con la capacidad de romper el ciclo del sinhogarismo a largo plazo.
En tan solo unos meses hemos presenciado historias inspiradoras de personas que han encontrado empleo estable y se han establecido en otra ciudad, poniendo en práctica su capital social. Otras personas han decidido regresar a sus países de origen en busca de nuevas oportunidades, mientras que algunas han pasado de vivir en albergues o pisos de transición a gestionar su propio alquiler de forma autónoma. Estas historias nos demuestran que apoyar a las personas desde sus propias decisiones les brinda oportunidades para construir nuevos caminos hacia un futuro mejor.