“Coraje y tirar para adelante”, esa es la máxima de Toñi que nació en Cartagena en 1970. Desde que se despidió del programa Derechos a la vivienda, cada mañana a las nueve abre su tienda de chuches.
En diciembre de 2022, Toñi entró en el proyecto de innovación social Derechos a la vivienda de Provivienda y HOGAR SÍ, financiado por los fondos europeos Next Generation del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, a través del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, y en colaboración con 12 administraciones públicas. Aunque admite que al principio no quería entrar, ahora hace memoria y recuerda con orgullo su paso por el programa.
Toñi vivía en unas condiciones de infravivienda. “No tenía casi muebles, ni calentador, ni nevera, la cocina estaba rota y perdía agua por todos los sitios. Después de estar en este programa, al tiempo pude recuperar mi casa en condiciones. Me siento muy feliz y tranquila», explicó.
En marzo de 2024, decidió preparar su plan de salida autónoma del proyecto para continuar su vida, gracias a la gestión que realizó para conseguir el Ingreso Mínimo Vital (IMV) y una pequeña tienda de chuches que abrió en el barrio. A través del proyecto Toñi también recuperó su autoestima. “Yo estaba sola sin ganas de luchar ni de vivir, fue entrar en el programa y al mes ya era otra persona diferente. Volví a tener ilusión. Ahora cuando me miro al espejo veo que soy una campeona”, afirmó. Antes de entrar en el programa la salud emocional de Toñi estaba deteriorada y el programa fue un apoyo fundamental de recuperación para su gestión emocional.
Para la cartagenera el apoyo principal del programa ha sido el acompañamiento de las técnicas, desde para pedir una cita médica como para empezar a reacomodar su vivienda. Defendió la relación entre su vivienda y la salud mental como una de las cuestiones esenciales para recuperar su vida en la comunidad. “Ahora soy mi propia jefa, soy autónoma”.
Una de las claves del proyecto de innovación ha sido el modelo desinstitucionalizador que prioriza la autonomía de las personas y las coloca en el centro. La desinstitucionalización supone pasar del modelo de cuidados basado en la atención asistencial de personas en instituciones a un modelo de atención comunitaria y personalizada, donde las personas pueden elegir donde vivir, y hacerlo integradas en su comunidad.
La existencia de apoyos personalizados ha permitido también poder enfocar cada acompañamiento en el contexto y necesidades de las participantes. “Gracias al proyecto de Provivienda y HOGAR SÍ he mejorado mi situación. Tengo mi propio negocio y cumplí mis objetivos, esto era lo que quería desde hace mucho tiempo”, contó Toñi mientras se despedía en la puerta de su tienda de chuches.
La historia de Toñi, igual que la de cientos de personas que han pasado por el programa Derechos a la vivienda y H4Y FUTURO durante este tiempo, demuestra que acompañar a las personas desde sus propias decisiones les presenta oportunidades para construir nuevos caminos hacia un futuro alternativo.