A finales de 2021, se les comunicó a las personas usuarias del Centro Abierto Municipal para Personas Sin Hogar ‘Catalina Labouré’, más conocido como Centro de Pozas por su ubicación en esta céntrica calle de Madrid, que se iba a proceder al cierre de este albergue. Este centro ofrecía servicios de alojamiento, desayuno, comida, merienda, cena, y atención sociosanitaria a 30 personas en situación de sinhogarismo, una de las expresiones más duras de la exclusión residencial. Quienes, por lo tanto, no contaban con ninguna alternativa a corto plazo para poder pasar la noche.
El cierre del centro correspondía a la necesaria transformación y modernización de los servicios de atención del Ayuntamiento de Madrid a las personas que se encuentran sin hogar. Sin embargo, los plazos de ejecución del cierre y el momento en el que tuvo lugar – el invierno requiere redoblar esfuerzos para dar respuesta a las personas en situación de calle -, suponían un desafío a la hora de encontrar una respuesta al problema.
Así es como comienza el trabajo de HOGAR SÍ y Provivienda, en coordinación con el Ayuntamiento de Madrid, para proporcionar una solución basada en la vivienda a algunas de las personas que se iban a quedar sin asistencia con el cierre del centro de Pozas, y que supuso el arranque del proyecto de innovación de atención al sinhogarismo Derechos a la vivienda.
El cierre de plazas de albergue como oportunidad para cambiar el sistema de atención a personas sin hogar
El cierre de este centro el 28 de febrero de 2022 fue el primer efecto de la puesta en marcha del proyecto Derechos a la vivienda y de su estrategia hacia la desinstitucionalización del sistema de atención a las personas sin hogar. Este cierre coincidió también con la campaña municipal contra el frío 2021-2022, destinada a dar respuesta a las personas en situación de calle que, como consecuencia del clima, veían aumentada su vulnerabilidad tanto personal como física. Por lo tanto, esta primera experiencia atendió a personas provenientes de ambos programas.
El camino no fue fácil, pero la idea era clara: aprovechar la oportunidad para ofrecer una solución basada en vivienda y desinstitucionalizada para las personas en situación de calle que iban a perder su alojamiento. Es decir, trabajar para demostrar que la reducción de plazas de acogida y/o albergues en favor de plazas en viviendas no solo es posible, sino que es más eficiente a la hora de combatir el sinhogarismo.
Sin embargo, al ser un proyecto piloto también fueron surgiendo ideas y metodologías que tuvieron que ser redefinidas para lograr el mejor resultado posible en el escaso tiempo disponible, ya que desde que se anuncia públicamente hasta el cierre del centro pasa solo un mes.
A pesar de las grandes dificultades, en este proyecto piloto destacó la gran capacidad de adaptación de los equipos a las circunstancias. Su predisposición al cambio fue clave para alcanzar los objetivos previstos y, más aún, permitió aprender con gran agilidad y aplicar mejoras en el posterior proceso de acompañamiento de las personas provenientes de la campaña de frío.
El diálogo como una expresión de la desinstitucionalización
Al ser una respuesta desinsitucionalizada, las personas beneficiarias debían ser partícipes del proceso. Por lo tanto, la primera etapa fue hablar con las personas para explicarles en qué consistiría y si tenían interés en tener una vivienda de transición. La participación y libre elección es un aspecto fundamental, que sigue vivo, en los proyectos de innovación de atención al sinhogarismo.
Durante esta primera etapa se les explicó el proyecto y se recogieron algunas dudas. Y este proceso participativo, si bien ha evolucionado desde este piloto en Pozas, sigue siendo fundamental en el diseño de Derechos a la vivienda como proyecto con base innovadora. Con ello se busca promover su contribución en el diseño de las soluciones con el objetivo de lograr que sean flexibles, a la vez que se ofrecen los apoyos necesarios para la toma de decisiones libres y seguras entendiendo que, cuanto mayor sea la participación de una persona, mayor será su grado de libertad y seguridad para tomar decisiones posteriormente. El peso que se otorga a esta autonomía es una de las diferencias principales entre la atención institucionalizada y desinstitucionalizada.
La vivienda como eje de las soluciones al sinhogarismo
La segunda etapa fue la búsqueda de las viviendas, que supone otro de los grandes desafíos de los proyectos de innovación de atención al sinhogarismo. Sin embargo, si se entiende la vivienda como un derecho y un punto de partida para salir de forma autónoma del sinhogarismo, una vez se superan las dificultades los resultados son evidentes.
Gracias a la vivienda, personas como Ricardo, que llevaba 5 años en situación de sinhogarismo; o Manuel, con necesidades de tratamiento médico constante, tienen la posibilidad de asentar las bases para conseguir su autonomía, así como las herramientas sanitarias y sociales para facilitar que no tengan volver a vivir nunca más en la calle. Con el cierre de este centro, un total de 17 personas han accedido al programa.
Es por ello que, incluso con sus dificultades, el proceso de cierre de Pozas y el trabajo para encontrar soluciones basadas en vivienda para las personas que aceptaron participar del proceso, se encuentra dentro de los éxitos fundacionales del proyecto de innovación de Derechos a la vivienda. De hecho, el Ayuntamiento de Madrid es una de las 13 entidades públicas que participan en el proyecto y una de las 4 entidades que se han comprometido a reducir y cerrar plazas institucionalizadas en centros de atención a personas en situación de sinhogarismo.